Es de puto...

Es de puto, putazo, mamachota y tragaleche, catador de porongas con el ano, bailar.
El macho, macho, macho, no baila jamás, y mucho menos como una amanerada excusa para levantarse una mina.
El thundercat pampeano, garchador empedernido, y destructor de bombachas, cuando se quiere levantar una mina, va y se la levanta de prepo usando solo la mirada; se la lleva, y se la emperna reiteradas veces esté donde esté. Y si se da el caso de que la muy puta está bailando y no quiere salir, el varón salvaje sureño ingresará a la pista abriéndose camino a sopapo limpio, y procurando romper a patadas ligamentos, meniscos y costillas de la caterva de mariquitas que alli dan rienda suelta a su loca interior practicando exéntricos y coreografiados pasitos de baile. Acto seguido, tomando a la maldita perra de los pelos, la obligara a practicarle una regia mamada ahi mismo, para admiración del publico presente.
Luego de obligarla a deglutir el litro y medio de wasca eyaculado, el enlechador universal argetino se dirigirá a la barra a beber una ginebra, golpeará a dos o tres mariquitas alternativos adoradores de Miranda, y se dirigirá al cabaret mas cercano a que le lustren el mastil hasta el amanecer... gratis, por supuesto.

Es de puto reventado fanático de los supositorios de carne (tamaño familiar) ser cabulero. El verdadero macho argento no sólo que no cree en las cábalas o las supersticiones (pelotudeces propias de personas que cagan soretes del diámetro de una lata de atún), ya que en lo único que cree es en el poder de su gigantesca garcha de 30 cm (muerta), con la que se emperna como quiere a las muy trolas de tu vieja y tu hermana.

Es de maraca culo flojo cuya habilidad para soplar la quena es análoga a la de Hendrix para tocar la viola, ir a mear a un baño público y mear despacito y casi pegado al mingitorio, para que no te vean el chizito. El indio patagónico posta, el vikingo tierrafueguino que no deja concha sin llenar de leche ni culo sin sangrar a su paso, no sólo que mea desde el otro extremo del baño sin importar si el chorro de meo cae fuera del mingitorio, en cuyo caso, caga a trompadas (si es tipo) o le rompe el orto (si es una mina) al encargado/a de limpieza del ñoba si le dice algo, sino que también lo hace para presumir y azorar al mundo al mostrarle su impresionante garcha de 30 cm (muerta).


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